Vivimos en un mundo de captar la atención ya sea para vender como para captar nuevas personas en una empresa.
Si captas mi atención y digo “¡Wow, qué proyecto!”, condiciones buenas, desde fuera se ve buen clima y cuando entro en mi primer día:
– No me saludan las personas que están en la ofi.
– Mi equipo o mi manager no viene a recibirme.
– La posición no es lo que me comentaron.
¿Cómo te vas a sentir? Te lo digo yo: como cuando compras un producto y a los 2 días se te rompe – estafado/a.
Por eso el onboarding importa. Porque la primera impresión no solo cuenta, te marca. Piénsalo: ¿Cuántos malos Onboardings has tenido que te sigues acordando? Y hablando del Onboarding, ¿Qué es realmente? Spoiler: no es mandar un email el día de antes diciendo: “Te esperamos a las 9:00 en nuestras oficinas”.
Un onboarding bien hecho es un proceso continuo donde la persona se siente bienvenida, apoyada y parte de un propósito. Para mí, el onboarding es tanto un proceso estratégico como emocional. Al final hay una persona que deja una empresa anterior para sumarse a la tuya donde no conoce a nadie, ni los procesos, ni el lugar.
Si les facilitas esta parte emocional inevitablemente te van a rendir mejor.
Aquí van 4 reglas que pueden parecer obvias, pero todavía sucede que lo obvio no lo es tanto para muchas empresas:
Regla #1: El onboarding empieza antes del día uno. Desde que alguien firma la oferta, empieza a construirse su experiencia como parte del equipo. ¿Les damos silencio administrativo hasta su primer lunes? Error de novato. Un correo para que te envíen una presentación suya, una carta del CEO… todo eso cuenta.
Regla #2: Crea una experiencia, no un trámite. Las primeras 2 semanas deberían estar diseñadas como una experiencia de usuario. Como si diseñaras un producto: con intención, empatía y foco. Crea un checklist o una guía donde existan momentos para desayunar con su manager o el equipo, su primer 1:1, que tenga reuniones con resto de personas del equipo para conocerlas como parte de su actividad de onboarding, etc.
La anticipación siempre funciona. Un buen preonboarding genera conexión emocional y reduce ese nerviosismo de los primeros días.
Regla #3: Buddy. Llámalo buddy, llámalo mentor o mentora. Más allá del mánager tiene que haber una persona que haga de “colega”. 4 ojos ven más que 2 y esta segunda persona te puede ayudar con ese soporte y ese seguimiento de que esa persona está teniendo un buen onboarding y está entendiendo la cultura de la empresa.
Regla #4 (y no menos importante): Onboarding es también feedback.
Ya lo decía Peter Drucker: “lo que no se mide no se puede mejorar”. Si quieres saber si las cosas las estás haciendo bien desde el primer día o incluso desde antes de entrar, si no mides o preguntas, lo que hagas no termina de servir.
Datos=Oro líquido.
A veces queremos hacer grandes cosas como grandes compañías, pero en lo fácil está la clave. Cuando personalizas y prestas la atención, el buen resultado llega solo.
Olga Mata