LA MAGIA DE LA GEN Z

 

La Generación Z y  acompañar su aventura ✖️

Si tuviera que definir lo que siento al trabajar con la Generación Z, para mí es una expedición diaria,  si cada jornada laboral fuera una ruta nueva por explorar, con brújulas que no siempre marcan el norte, pero que te obligan a afinar el instinto, abrir la mente y avanzar con los sentidos bien despiertos.

La Generación Z no viene a encajar en lo que ya existía. Viene a cuestionarlo. Y lo hace sin miedo, sin rodeos, con una claridad que a veces descoloca, pero que siempre invita a mirar con otros ojos. no entienden el trabajo como un sacrificio, ni como una etapa. Lo entienden como una aventura que tiene que tener sentido. Y si no lo encuentran, cambian el rumbo. No por capricho. Por coherencia por ser fieles a ellos mismos.

El talento no se retiene: se fideliza

Durante mucho tiempo, hablamos de “retener talento” como si el talento fuera algo que se pudiera guardar bajo llave. Hoy esa idea suena anticuada. La Generación Z nos ha enseñado que el talento no se encierra: se cuida, se inspira, se enamora cada día.

Y no se enamora con beneficios superficiales ni frases vacías. Se enamora con liderazgo real, con conversaciones honestas, con espacio para proponer y para fallar, con proyectos que conectan con sus valores.

He visto a personas de esta generación aterrizar con un brillo tímido en los ojos, y en unos meses estar liderando iniciativas con una energía arrolladora. Porque preguntan, observan, prueban y se lanzan. Porque no esperan tener permiso para crecer: simplemente lo hacen.

Trabajar con la Gen Z ha sido también una lección de humildad. Porque a veces te das cuenta de que tu mapa mental ya no sirve. Qué necesitas otras referencias, otra forma de leer el terreno. Ellos no tienen miedo de preguntar: ¿por qué hacemos esto así?, ¿por qué no lo cambiamos?, ¿por qué seguimos repitiendo lo mismo?

Y ahí empieza la verdadera transformación. Porque esas preguntas, lejos de ser incómodas, son la chispa que nos mueve a construir culturas más abiertas, más honestas, más vivas. Y, paradójicamente, más humanas. Porque si algo tiene esta generación, es que no concibe lo emocional sin lo racional. Lo individual sin lo colectivo.

Claro que hay momentos retadores. Claro que a veces no es fácil entender sus tiempos, sus prioridades, sus prisas , sus formas. Pero ahí también está la belleza del viaje: en no dar nada por sentado, en repensar lo aprendido, en descubrir nuevas formas de llegar a un mismo destino.

Fidelizar talento de la Gen Z no significa atraparles. Significa acompañarles. Significa estar, aunque duden. Escuchar, aunque no sepas la respuesta.  Y cuando se sienten cuidados, escuchados, y parte real de algo… muchas veces se quedan. Porque quieren crecer. Porque quieren aportar. Porque saben que ahí pueden ser ellos mismos.

Y si no se quedan, también está bien. Porque el vínculo que se construye no se mide solo en años, sino en impacto mutuo.

A mí, personalmente, trabajar con esta generación me ha enseñado a soltar, a confiar, a disfrutar del proceso. Me ha enseñado que liderar no es tener todas las respuestas, sino hacer las preguntas correctas. también me frustrado en ciertos momentos claro que sí! .Pero en cada uno de esos momentos, he sentido que estoy donde quiero estar.

Acompañar a la Generación Z no es solo un trabajo. Es una travesía. Una aventura que, si te atreves a vivirla con ellos, te cambia para siempre.

Laura Sol Orozco

📍 https://www.linkedin.com/in/laurasolorozco/

 

 
 
 
 
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